Un gran placer poder seguir en contacto con ustedes a través de este BLOG. Para los que deseen escuchar el texto:
Asistí con
los amigos de la cuadra a una parte de la misa que ofició su Santidad, el Papa
Juan Pablo II en su primera visita a Nicaragua el 4 de Marzo de 1983. No había dado
mi primera comunión, tenía 9 años y medio. La plaza 19 de Julio (costado norte
de la UCA) nos quedaba muy cerca y el trayecto era insignificante, nos fuimos y
regresamos a pie, como casi todo el mundo. No recuerdo que parte de la misa pudimos escuchar o lo
poco que pudimos presenciar, por lo lejos de nuestra ubicación, pero antes de
que se ocultara el sol ya estábamos en nuestros hogares siguiendo el
acontecimiento. Mi país estaba en una guerra brutal y los panteones se llenaban
de muertos. Fue una visita en un ambiente de mucha tensión política. Eran días y
meses muy difíciles, sumados a una delicada relación estado-iglesia, además de
una región centroamericana en graves conflictos armados.
Años
después, y por andar cantando e insistiendo con mi guitarra en colegios,
barrios y festivales estudiantiles y juveniles, tuve el honor, la fortuna y el
privilegio de ser escogido por la federación de estudiantes de secundaria, para
representar a Nicaragua en un encuentro de jóvenes de países del tercer mundo
por varias ciudades de Italia en Mayo del 89, y parte de la gira, además de compartir
la experiencia como jóvenes y cantar en liceos, universidades, centros
culturales en Bologna, Sicilia, Venecia, Roma, entre otras ciudades y con mis
compañeros de Zimbabwe, Surinam, Sudáfrica, Filipinas y Perú, era tener una audiencia
formal con el Papa Juan Pablo II en Ciudad del Vaticano.
Fueron
éstas, dos experiencias, dos momentos en dos sitios antagónicos. Ambos momentos, tuvieron mucho significado y
de alguna forma marcaron esa etapa de mi Vida. Fue en el Vaticano, precisamente
en el aula Pablo VI, espacio alternativo a la plaza San Pedro que tuve la oportunidad de estrechar la mano de Juan
Pablo II, poder sentir su energía, su
palabra y mensaje, aunque confieso que mis expectativas antes de entrar al
recinto no pasaban más allá de cumplir el acto protocolario de esa mañana, no
era para mí algo asombroso. Después de ese encuentre, comencé a seguirlo por el
mundo en la medida de las posibilidades, a través de los medios de
comunicación, noticias y reportajes.
En el marco
de su segunda visita a Nicaragua el 7 de Febrero del año 1996, y producto de
esa espontánea y sincera simpatía y naciente admiración, quise sumarme a las
diferentes expresiones artísticas que se estaban manifestando para dar la Bienvenida
al sumo Pontífice. Desde mi óptica, mi crítica, juventud, mi forma de pensar y de
ser, le compuse una canción: “CANCION DE BIENVENIDA A JUAN PABLO II” :
Y aunque
no pretendía que fuese la canción oficial de la Iglesia, ella misma tuvo la
oportunidad de volar y sonar en los medios de comunicación a nivel nacional,
radios y principalmente a través de un video clip que produjo el Canal 4 de
Televisión, en ese entonces, bajo la dirección de Dionisio “Nicho” Marenco.
Ese
mismo hecho, creo Yo, fue el causante de no ser invitado oficialmente a cantarle
al PAPA, ni en la catedral de Managua ni en la Plaza donde ofició la misa.
A lo mejor
hubo una duda de la procedencia, intensión, espontaneidad del tema o alguna
frase no calzaba en la coyuntura del momento para la iglesia, y es que era
realmente mi bienvenida a través de una canción muy sencilla, perteneciente
talvés a mi primera docena de composiciones, y que había causado mucha felicidad
en mí, porque sobrepasó mis expectativas, al ser reconocida y abrazada por la
gente, hecho que confirme estando entre miles de nicaragüenses en la plaza, cuando
en los previos a la eucaristía, vendía mis casettes para costear los gastos que
me había causado grabar el tema.
El arreglo
de la canción lo hizo Francisco “Pancho” Cedeño, grabada y mezclada por Román
Cerpas en estudio 4, con la participación especial del maestro Alfonso Flores
“Tun Tun” (q.e.p.d) en la marimba, músicos nicaragüenses invitados y hermosas voces
de muchos niños y niñas talentosas, hoy grandes profesionales y ciudadanos nicaragüenses.
El video Clip lo grabamos en los diferentes ambientes de nuestra capital, escenas
cotidianas, calles, trabajadores, rostros del pueblo, alegría, juventud,
auxiliados por supuesto, con imágenes de archivo de la visita del año 83.
Tres años
después, 1999, en el Distrito Federal de la Ciudad de México, fue mi tercer
contacto con un Juan Pablo II más cansado, encorvado y marcado por las dificultades
en su salud. Salí a la azotea de mi edificio a enviarle un pequeño rayo de luz
que a través de un espejo y con la complicidad del sol, llegaba hasta la
ventanilla del avión que lo transportaba a ese país hermoso donde tuve la
oportunidad de vivir por casi dos años y medio. Miles de Mexicanos hacían lo
mismo desde sus edificios y calles, como muestra de amor, admiración, bienvenida
y/o despedida. Horas más tarde, y sobre Insurgentes Sur, tuve la oportunidad de
verlo físicamente por última vez, antes de su encuentro con los jóvenes en el
estadio azteca donde se declaró mexicano y donde también compartió una frase
que se coló y se estableció en mí: “Construyan
con responsabilidad su futuro y el de sus hijos. No dejen apagar esta luz de la
Fe”
Hoy me
alegra mucho saber de la importancia de su legado, de la Fe y la esperanza que
le tienen millones de católicos por el mundo entero. Así como con Fray Odorico
de Andrea de San Rafael del Norte, María Teresa de Calcuta, Monseñor Oscar
Arnulfo Romero, entre otros ciudadanos del mundo, creo y celebro el ejemplo de
vida, creo y celebro esa Santidad.
Luis Pastor / 26 Abril 2014
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