sábado, 26 de abril de 2014

UN CANTO AL PAPA SANTO

Un gran placer poder seguir en contacto con ustedes a través de este BLOG. Para los que deseen escuchar el texto: 


Asistí con los amigos de la cuadra a una parte de la misa que ofició su Santidad, el Papa Juan Pablo II en su primera visita a Nicaragua el 4 de Marzo de 1983. No había dado mi primera comunión, tenía 9 años y medio. La plaza 19 de Julio (costado norte de la UCA) nos quedaba muy cerca y el trayecto era insignificante, nos fuimos y regresamos a pie, como casi todo el mundo. No recuerdo  que parte de la misa pudimos escuchar o lo poco que pudimos presenciar, por lo lejos de nuestra ubicación, pero antes de que se ocultara el sol ya estábamos en nuestros hogares siguiendo el acontecimiento. Mi país estaba en una guerra brutal y los panteones se llenaban de muertos. Fue una visita en un ambiente de mucha tensión política. Eran días y meses muy difíciles, sumados a una delicada relación estado-iglesia, además de una región centroamericana en graves conflictos armados.

Años después, y por andar cantando e insistiendo con mi guitarra en colegios, barrios y festivales estudiantiles y juveniles, tuve el honor, la fortuna y el privilegio de ser escogido por la federación de estudiantes de secundaria, para representar a Nicaragua en un encuentro de jóvenes de países del tercer mundo por varias ciudades de Italia en Mayo del 89, y parte de la gira, además de compartir la experiencia como jóvenes y cantar en liceos, universidades, centros culturales en Bologna, Sicilia, Venecia, Roma, entre otras ciudades y con mis compañeros de Zimbabwe, Surinam, Sudáfrica, Filipinas y Perú, era tener una audiencia formal con el Papa Juan Pablo II en Ciudad del Vaticano.

Fueron éstas, dos experiencias, dos momentos en dos sitios antagónicos.  Ambos momentos, tuvieron mucho significado y de alguna forma marcaron esa etapa de mi Vida. Fue en el Vaticano, precisamente en el aula Pablo VI, espacio alternativo a la plaza San Pedro que tuve la  oportunidad de estrechar la mano de Juan Pablo II,  poder sentir su energía, su palabra y mensaje, aunque confieso que mis expectativas antes de entrar al recinto no pasaban más allá de cumplir el acto protocolario de esa mañana, no era para mí algo asombroso. Después de ese encuentre, comencé a seguirlo por el mundo en la medida de las posibilidades, a través de los medios de comunicación, noticias y reportajes.

En el marco de su segunda visita a Nicaragua el 7 de Febrero del año 1996, y producto de esa espontánea y sincera simpatía y naciente admiración, quise sumarme a las diferentes expresiones artísticas que se estaban manifestando para dar la Bienvenida al sumo Pontífice. Desde mi óptica, mi crítica, juventud, mi forma de pensar y de ser, le compuse una canción: “CANCION DE BIENVENIDA A JUAN PABLO II” :


Y aunque no pretendía que fuese la canción oficial de la Iglesia, ella misma tuvo la oportunidad de volar y sonar en los medios de comunicación a nivel nacional, radios y principalmente a través de un video clip que produjo el Canal 4 de Televisión, en ese entonces, bajo la dirección de Dionisio “Nicho” Marenco. 


Ese mismo hecho, creo Yo, fue el causante de no ser invitado oficialmente a cantarle al PAPA, ni en la catedral de Managua ni en la Plaza donde ofició la misa.
A lo mejor hubo una duda de la procedencia, intensión, espontaneidad del tema o alguna frase no calzaba en la coyuntura del momento para la iglesia, y es que era realmente mi bienvenida a través de una canción muy sencilla, perteneciente talvés a mi primera docena de composiciones, y que había causado mucha felicidad en mí, porque sobrepasó mis expectativas, al ser reconocida y abrazada por la gente, hecho que confirme estando entre miles de nicaragüenses en la plaza, cuando en los previos a la eucaristía, vendía mis casettes para costear los gastos que me había causado grabar el tema.

El arreglo de la canción lo hizo Francisco “Pancho” Cedeño, grabada y mezclada por Román Cerpas en estudio 4, con la participación especial del maestro Alfonso Flores “Tun Tun” (q.e.p.d) en la marimba, músicos nicaragüenses invitados y hermosas voces de muchos niños y niñas talentosas, hoy grandes profesionales y ciudadanos nicaragüenses. El video Clip lo grabamos en los diferentes ambientes de nuestra capital, escenas cotidianas, calles, trabajadores, rostros del pueblo, alegría, juventud, auxiliados por supuesto, con imágenes de archivo de la visita del año 83.

Tres años después, 1999, en el Distrito Federal de la Ciudad de México, fue mi tercer contacto con un Juan Pablo II más cansado, encorvado y marcado por las dificultades en su salud. Salí a la azotea de mi edificio a enviarle un pequeño rayo de luz que a través de un espejo y con la complicidad del sol, llegaba hasta la ventanilla del avión que lo transportaba a ese país hermoso donde tuve la oportunidad de vivir por casi dos años y medio. Miles de Mexicanos hacían lo mismo desde sus edificios y calles, como muestra de amor, admiración, bienvenida y/o despedida. Horas más tarde, y sobre Insurgentes Sur, tuve la oportunidad de verlo físicamente por última vez, antes de su encuentro con los jóvenes en el estadio azteca donde se declaró mexicano y donde también compartió una frase que se coló y se estableció en mí: “Construyan con responsabilidad su futuro y el de sus hijos. No dejen apagar esta luz de la Fe”

Hoy me alegra mucho saber de la importancia de su legado, de la Fe y la esperanza que le tienen millones de católicos por el mundo entero. Así como con Fray Odorico de Andrea de San Rafael del Norte, María Teresa de Calcuta, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, entre otros ciudadanos del mundo, creo y celebro el ejemplo de vida, creo y celebro esa Santidad.


Luis Pastor / 26 Abril 2014


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